Fotografía a color
Tras la aparición del fenómeno fotográfico con la presentación del Daguerrotipo el gran anhelo de fotógrafos y científicos fue poder realizar fotografías en color. Los innumerables intentos realizados durante el s. XIX se saldaron con sonoros fracasos; la fotografía del s. XIX para ser en color debía colorearse manualmente, lo cual requería, además de una buena copia en blanco y negro, un incremento del gasto tal, que restringió el arte del coloreado fotográfico a los sectores enriquecidos de la sociedad. Hasta la presentación en 1935 del primer proceso fotográfico en color, el Kodachrome, sólo las placas de Autochrome desarrolladas por los hermanos Lumière pueden tener la consideración de proceso fotográfico a color. El producto comercial Kodachrome distribuido por George Eastman se fundamentaba en el proceso fotográfico en color cromógeno. En este sistema los colores no están en la emulsión en el momento de la exposición sino que son creados químicamente durante los baños del procesado; pocos años después, en 1942, la multinacional fotográfica americana presentó un nueva variedad comercial del proceso cromógeno, el Ektachrome, que a diferencia del anterior integraba los colorantes en la misma emulsión de gelatina. La fotografía a color representó un nuevo salto en la historia de la fotografía puesto que las imágenes obtenidas se acercaron más a representar la realidad que querían plasmar. Los diversos sistemas desarrollados desde los años 30 del s. XX – revelado cromógeno, por blanqueo de tintes, por transferencia de tintes ó por difusión de tintes así como las mejoras en ópticas y cámaras fotográficas contribuyeron decisivamente a la universalización del fenómeno fotográfico.